El Dr. Claudio Lamilla identificó y caracterizó la bacteria antártica “Streptomyces luridus”, como productora de biosurfactante, en el marco de su tesis doctoral. Un surfactante es un elemento que actúa como detergente, emulsionante o humectante y que permite reducir la tensión superficial que existe en un fluido.
En el 2018 logró optimizar a través de un proyecto VIU Fondef, la producción de esta bacteria “mejoramos bastante los resultados que se habían obtenido en la tesis doctoral, cambiamos los métodos de cultivos la temperatura la agitación y con esto se logró postular a diferentes proyectos entre ellos, mi Fondecyt de posdoctorado”, señaló
¿CÓMO SE ESCOGIÓ LA BACTERIA?
El descubrimiento de esta bacteria fue bien al azar. Todo comienza con la adjudicación de un proyecto FAPESP-UFRO con la Universidad Federal de Río de Janeiro, bajo la dirección de la investigadora Dra. Leticia Barrientos, esto permitió a ambos investigadores viajar a al continente antártico.
“Nosotros elegimos diferentes lugares de la antártica, como por ejemplo lugares contaminados que ya se habían reportado por la literatura, donde bacterias que viven en esos lugares producen biomoléculas para alimentarse y especialmente la bacteria que estamos trabajando ahora, proviene de un suelo rizosférico Deschampsia antartica, entonces cuando visitamos la Antártica tomamos de distintos lugares, uno de ellos fue bien prístino en la Isla Decepción y logramos sacar esta bacteria de las raíces de esta planta de suelo rizosférico”, puntualiza el Dr. Lamilla
La bacteria antártica “Streptomyces luridus, obtiene sus nutrientes vitales en ambientes extremos y, en ese proceso, libera metabolitos secundarios con la capacidad de limpiar áreas contaminadas por biofilms bacterianos.
El primer uso experimental con los resultados obtenidos fue para la limpieza de estanques de la industria acuícola. Respecto a estos el investigador señala “Una vez que obtuvimos este detergente y vimos la capacidad de dispersar petróleo tratamos de darle una vuelta a la aplicación gracias a la Dirección de Innovación y Transferencia Tecnológica UFRO fuimos a las pisciculturas ellos querían bajar las concentraciones de detergente con cloro que utilizan para sus procesos de limpieza de sus jaulas entonces si les damos alternativas más biológicas ellos estaban más contentos”.
¿EN QUÉ ESTÁN ACTUALMENTE?
Los primeros usos de la bacteria como se mencionada se orientaron de manera experimental en la industria acuícola –para limpiar los estanques en que se cultivan salmones y eliminar la presencia de bacterias–, actualmente las potenciales oportunidades de aplicación comienzan a cerrarse en una: la industria cosmética, donde se podrían desarrollar lociones y cremas inocuas y de menor impacto ambiental planteándose como objetivo desarrollar emulsiones que reemplacen a las actuales, de origen químico, más tóxicas y que además dañan al medioambiente. Para ellos han postulado con el apoyo del Centro de Excelencia en Investigación Biotecnológica Aplicada al Medio Ambiente (CIBAMA) a un FONDEF fondo concursable de la Agencia Nacional de Investigación (ANID).
Por último, destacar que los, resultados ya están protegidos y se espera licenciarlos y escalar a un prototipo industrial, con el apoyo de la Unidad de Transferencia Tecnológica (UTT) de la Universidad de La Frontera.